Me da mucho gusto darte la bienvenida a este curso ser más creativos. Ahora sí vamos a entrar en materia y vamos a definir creatividad. Es una cosa muy interesante que el diccionario de la Real Academia Española de la Lengua introdujo esta palabra hasta 1983. Es una palabra que se deriva de creare, que significa engendrar o tener hijos. Y esto tiene que ver, esta incorporación tardía de la palabra a un diccionario de toda una lengua que hablan 500 millones de personas, esta incorporación tardía tiene que ver con que antes se conceptualizaba a la creatividad como ligada solo a entes divinos y no estaba relacionada con lo humano. Vamos a platicar que en Grecia, por ejemplo, se pensaba que la creatividad estaba solo dedicada a la parte de poesía, quien hacía arte, por ejemplo figurativo, quien hacía arquitectura, escultura o pintura se concebía que solamente estaba imitando a la naturaleza, y por lo tanto no era un creador. Se hablaba de musas divinas que inspiraban y esto se sigue hacia la tradición cristiana en donde se habla de inspiración divina. Y se deja solamente a un ente superior la capacidad de crear. No es sino hasta mucho más tarde que se introduce la palabra y la concepción de crear en el ámbito de lo humano, con Chaucer en el siglo 14, por ejemplo. Existe de parte de los psicólogos cognitivos una definición estándar de creatividad y en ella se habla de dos elementos importantes, uno tiene que ver con la originalidad y otro con la utilidad o valor social de aquello que se genera. Esto es importante porque, por ejemplo una computadora, un ordenador que crea palabras al azar no podemos decir que es un ente creativo por sí mismo, porque en realidad lo que produce puede ser original pero no necesariamente valioso. Y esto nos lleva a los cambios disruptivos e incrementales. Fijénse por ejemplo, yo tengo este lápiz. Este lápiz puede cambiar en términos del color, la forma, el material, el tamaño, el grosor. Todos esos son cambios incrementales en el sentido de que no cambian la esencia del lápiz. Sin embargo, cuando nosotros pasamos de esta forma de escritura a la máquina de escribir, tenemos un cambio disruptivo porque implica un cambio fundamental en la mecánica de la escritura. Y esto también nos lleva a pensar en cómo nos tardamos a veces horrores en inventar cosas que deberían de ser fáciles de solucionar. Por ejemplo, pensemos que la rueda tiene unos 7 mil años de existencia. Y quienes tienen más o menos mi edad recordarán que de chiquitos cargábamos con unos trabajos espantosos las maletas y andábamos de aquí para allá, esforzándonos horrores para llevar nuestras pertenencias de un lado al otro en los viajes, en los andenes, en los aeropuertos y demás. Fue hasta un poco después que empezaron a ver unos diablitos que usaban las tripulaciones de los aviones y todos los que no éramos pilotos y azafatas nos moríamos de envidia porque parecía que funcionaban muy bien, ponían unas ligas y rápidamente podían transportar sus pequeñas maletas. Después de varios años a alguien se le ocurrió poner las rueditas a las maletas, lo cual ha facilitado la vida de todos nosotros. Pero ¿cómo es posible que después de 7 mil años de saber que existe la rueda, no se nos haya ocurrido adjuntarlo a algo tan útil como las maletas con rueditas?