Hola, ¿cómo están?. Soy Sebastián Inchauspe y vengo a trabajar con ustedes el tema de innovación. Empecemos por ponernos de acuerdo de qué vamos a hablar. El Manual de Oslo, que desarrolló la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, conocida como OCDE, define dos tipos de innovaciones: la innovación tecnológica en productos y procesos, en primer lugar. Y en segundo lugar, la innovación organizacional. La innovación tecnológica en productos y procesos es la implementación tecnológica de nuevos productos y procesos o la mejora significativa en éstos. La innovación organizacional, en cambio, abarca la introducción de cambios en la estructura organizacional, la implementación de técnicas gerenciales avanzadas y la implementación de cambios, nuevos o sustanciales, en la orientación corporativa de la firma. En ambos casos se considera innovación si los cambios son novedosos, tanto a nivel mundial como si son tan sólo para la empresa. Por lo tanto, una empresa es innovadora si ha logrado que las actividades innovadoras fructifiquen en innovaciones efectivas, implementando cosas novedosas a nivel de organización, producto o proceso. Y esa es una gran diferencia con la creatividad. El doctor Facundo Manes nos dice: "si bien no hay una única definición de creatividad, podemos entenderla como la identificación de una visión novedosa u original de un problema". Como se habrán dado cuenta, la creatividad está asociada a poder generar ideas novedosas y la innovación está asociada con la capacidad de implementar. De convertir en realidad las ideas novedosas. Es decir, la creatividad es necesaria para innovar, pero no es suficiente. Implementar tiene implícito la capacidad de hacer que el mercado acepte esas soluciones, ese producto, ese proceso o ese cambio organizacional. No alcanza con hacerlo realidad, tiene que también ser capaz de lograr que el mercado lo acepte. Y las teorías más actuales de innovación nos indican que para asegurarnos de que tenemos una idea novedosa, que será aceptada por el mercado y/o la organización debemos, lo antes posible, generar espacios de interacción entre el potencial usuario y nuestro producto, servicio o proceso. Esto es así porque los usuarios saben el problema que tienen, pero no nos pueden decir cómo o con qué resolverlo porque no existe una solución actual en el mercado. Si yo me muevo en un carruaje tirado a caballo, por ejemplo, y no conozco lo que es un vehículo a motor, voy a poder decir que necesito algo para moverme más rápido, pero no voy a poder indicarte que necesito un auto. Es decir, una encuesta o investigación de mercado no me serviría para saber que tengo que desarrollar un vehículo a motor. A lo sumo, me puede servir para identificar la necesidad que tienen las personas de trasladarse de un lugar a otro de forma más veloz. A partir de esa necesidad, la persona o empresa innovadora desarrollará diferentes soluciones para moverse más rápido, sin saber con certeza si los potenciales clientes lo van a adoptar. Es por eso, que cuanto antes esa persona o empresa ponga la solución en la calle para recibir retroalimentación de los usuarios, antes podrá saber qué grado de aceptación tendrá y es por eso que decimos que innovar se aprende innovando.