Dice una canción de rock argentino: "Todo tiene un final, todo termina". Todas las industrias que se han desarrollado en base a los procesos descritos, en algún momento llegarán a un final. Serán superadas por nuevas propuestas de valor, nuevas formas de atender las mismas necesidades, menores costos para dar las mismas prestaciones o nuevas industrias serán creadas en lugar de las que existían. La industria de carretas, la principal forma de transporte que ocupó millones de personas durante siglos, fue desplazada por el ferrocarril y el camión automotor. El transporte de pasajeros de larga distancia por ferrocarril y barco, fue desplazado por el avión de pasajeros. El circo, una de las principales formas de entretenimiento de la humanidad, fue desplazado por el cine y la televisión, y sólo sobrevive en nichos con formatos diferentes al tradicional, como es el Cirque du Soleil. Incluso industrias creadas recientemente pueden desaparecer: la cámara de fotos analógica, que se popularizó en la segunda mitad del siglo XX, fue desplazada por la digital a fines del mismo siglo y ésta, a su vez, por los celulares, a principios del siglo XXI. Sólo sobreviven, en nichos, las cámaras digitales de alta calidad óptica para fotógrafos profesionales y aficionados. ¿Cómo puedo saber si mi industria, como la conozco, está amenazada? Tener un conocimiento exacto de esto, es imposible, pero la existencia de señales de madurez extrema en la industria, me van a decir que la misma está en riesgo de disrupción. Estas señales de madurez y riesgo ya las hemos discutido. Tasas vegetativas de crecimiento en ventas, productos que no cambian hace muchos años, empresas en posiciones que parecen inexpugnables, procesos extremadamente eficientes que ya no pueden ser mejorados o regulaciones muy establecidas y rígidas, son las señales claras de una industria madura. Industrias que crecen a dos dígitos, no están amenazadas por la renovación. En el grupo de aquellas en riesgo de disrupción están: la educación, la salud, la moda, el transporte público. Algunas ya están siendo fuertemente amenazadas, como los formatos gratuitos de educación basados en tecnología o autos autónomos que amenazan al taxi tradicional. No todas son amenazas claras. No se sabe, aún, si serán sustitutos parciales o totales de los modelos establecidos, pero sí podemos saber, que estas industrias cubren los requisitos para enfrentar una disrupción. Cuando ese riesgo está latente ¿qué podemos hacer? ¿En dónde buscar la próxima disrupción?